El queso Idiazabal, reconocido por su exquisito sabor y artesanía, se distingue por albergar en su interior más de 3.400 especies microbianas, convirtiéndolo en una verdadera joya gastronómica de España. Este queso se elabora de manera tradicional en el País Vasco, utilizando leche cruda de ovejas Latxa y/o Carranzana, razas autóctonas de la región que aportan un carácter único a este producto tan apreciado.
La leche cruda utilizada en la elaboración del queso Idiazabal es fundamental para preservar todas las propiedades y sabores naturales de las ovejas Latxa y Carranzana. Esta materia prima de alta calidad, proveniente de animales criados en condiciones óptimas en el País Vasco, es la base de un queso que destaca por su autenticidad y excelencia. Cada bocado de Idiazabal es una experiencia sensorial que refleja la tradición y el cuidado con el que se elabora este producto.
En contraste con otros tipos de queso, como el de vaca, el queso de cabra se ha posicionado como una opción más saludable gracias a su menor contenido de lactosa y grasa. Esta característica ha llevado a un aumento en la preferencia de consumidores por el queso de cabra, que se percibe como una alternativa más ligera y digestiva. Sin embargo, el queso Idiazabal, elaborado con leche cruda de ovejas Latxa y Carranzana, ofrece una combinación única de sabor y seguridad alimentaria que lo sitúa en un lugar destacado en el mundo gastronómico.
La riqueza de variedades microbianas presentes en el queso Idiazabal no solo contribuye a su complejidad de sabores, sino que también resalta su carácter artesanal y tradicional. Cada pieza de este queso es el resultado de un proceso cuidadoso y meticuloso que busca mantener viva la esencia de la producción quesera en el País Vasco. Con su perfil aromático y su textura inconfundible, el queso Idiazabal se erige como un emblema de la excelencia gastronómica de la región, conquistando paladares tanto nacionales como internacionales.