En un escenario donde la tecnología avanza a pasos agigantados, las empresas biotecnológicas han abierto un debate ético y moral al ofrecer la posibilidad de seleccionar embriones por rasgos físicos y cognitivos. Este avance, que algunos consideran revolucionario, ha generado preocupación entre expertos que advierten sobre las peligrosas implicaciones de lo que podría derivar en una eugenesia moderna. La posibilidad de crear al “bebé perfecto” plantea interrogantes sobre la ética detrás de estas prácticas y el impacto que podría tener en la desigualdad genética a nivel global.
El concepto de seleccionar embriones por rasgos físicos y cognitivos plantea un dilema ético que nos obliga a reflexionar sobre los límites de la intervención humana en la creación de vida. Si bien la idea de poder prevenir enfermedades genéticas hereditarias suena prometedora, el riesgo de caer en una eugenesia encubierta es una realidad que no podemos obviar. La posibilidad de elegir características específicas en los embriones plantea la pregunta de hasta dónde estamos dispuestos a llegar en la modificación genética en aras de crear al “bebé perfecto”.
Expertos en bioética han expresado su preocupación ante la posibilidad de que la selección de embriones por rasgos físicos y cognitivos genere una desigualdad genética a nivel global. La idea de que solo aquellos con recursos económicos puedan acceder a estas tecnologías y, por ende, influir en las características genéticas de sus descendientes, plantea un escenario de inequidad que podría profundizar las brechas sociales existentes. La carrera por crear al “bebé perfecto” no solo despierta cuestionamientos éticos, sino que también abre la puerta a una nueva forma de desigualdad que podría tener repercusiones a largo plazo.
En este contexto, es fundamental que se establezcan regulaciones y controles estrictos para garantizar que el desarrollo de la tecnología de selección de embriones por rasgos físicos y cognitivos se realice de manera ética y responsable. Abordar las implicaciones éticas y sociales de esta práctica es crucial para evitar que la búsqueda de la perfección genética desemboque en un escenario de desigualdad global. El debate sobre la eugenesia y la modificación genética nos invita a reflexionar sobre el futuro que queremos construir y los límites que estamos dispuestos a establecer en la búsqueda de la excelencia biológica.
