En medio de una coyuntura marcada por la desigualdad y la creciente frustración social, Rigoberta Menchú, reconocida activista y premio Nobel de la Paz, ha emitido un llamado urgente y enérgico en relación con el papel que la Inteligencia Artificial (IA) debe desempeñar en la sociedad actual. Menchú, conocida por su incansable lucha en pro de los derechos humanos y la justicia social, ha enfatizado la importancia de que la IA sea utilizada como una herramienta al servicio del bien común en lugar de ser manipulada para satisfacer intereses particulares.
La figura de Rigoberta Menchú cobra relevancia en un momento en el que las disparidades socioeconómicas y la sensación de injusticia se hacen cada vez más palpables en diversos sectores de la sociedad. Su llamado a que la Inteligencia Artificial sea empleada para el beneficio colectivo resuena con fuerza en un contexto en el que la tecnología se ha convertido en un factor determinante en la configuración de las dinámicas sociales y económicas.
La premio Nobel de la Paz ha señalado que, si bien la IA posee un potencial transformador y puede contribuir significativamente al progreso humano, su utilización debe regirse por principios éticos que prioricen el bienestar de la sociedad en su conjunto. Menchú ha advertido sobre los peligros de una manipulación indebida de la IA en manos de aquellos que buscan perpetuar y ampliar las desigualdades existentes, subrayando la importancia de regular su aplicación con miras a promover la equidad y la justicia.
En este sentido, Rigoberta Menchú aboga por un enfoque colaborativo y solidario en la implementación de la Inteligencia Artificial, en el que se involucren diversos actores sociales para garantizar que su desarrollo y uso se orienten hacia la construcción de un futuro más inclusivo y equitativo. Su llamado a priorizar el bien común sobre los intereses particulares resuena como un recordatorio oportuno de la responsabilidad colectiva que implica el avance tecnológico en el contexto actual de desafíos sociales y económicos.