Un reciente estudio ha arrojado resultados sorprendentes sobre la depreciación de valor en los vehículos automotores pasados cinco años de su adquisición. Según la investigación, los coches eléctricos son los que más valor pierden en este lapso de tiempo, destacando en particular la marca Tesla. En un pasado no tan lejano, adquirir un Tesla representaba un negocio redondo para muchos compradores, ya que la demanda superaba con creces la oferta y la escasez de estos vehículos era notoria en el mercado.
La popularidad de los Tesla usados llegó a tal punto que algunos compradores estaban dispuestos a pagar más dinero por un vehículo de segunda mano que por uno nuevo, simplemente por la premura de tenerlo en sus manos. Este fenómeno generó un aumento en los precios de reventa de los Tesla usados, convirtiéndolos en objetos de deseo para aquellos que deseaban subirse a la tendencia de los vehículos eléctricos sin tener que esperar por largos periodos de entrega.
Sin embargo, con el paso de los años, la situación ha cambiado drásticamente. La sobreoferta de vehículos eléctricos en el mercado, sumada a la entrada de nuevas marcas y modelos al segmento, ha provocado una caída en la demanda de los Tesla usados. Esta disminución en la demanda ha impactado directamente en la depreciación de valor de estos vehículos, haciéndolos menos atractivos para los compradores que buscan un buen negocio a largo plazo.
Como resultado, muchos propietarios de Tesla y otros coches eléctricos se han visto en la situación de tener que vender sus vehículos a precios considerablemente más bajos de lo que inicialmente esperaban. La saturación del mercado de vehículos eléctricos usados ha llevado a una competencia feroz entre vendedores, lo que ha contribuido a la acelerada depreciación de valor de estos automóviles en comparación con otros tipos de vehículos. En este contexto, la estrategia de encargar un Tesla nuevo directamente al fabricante puede resultar más ventajosa a largo plazo que la compra de un vehículo usado en el mercado actual.